Es una cosa de lenguaje. No puedes combinar ciruelas con destellos del sol, es imposible hablar hablar, decir decir sin gesticular, sin doblarse, sin zapatear, es una cosa del cuerpo también . Mira nada más cómo cortan las palabras verdes, sin ser aún germen de fruto, ve cómo pueden morder y hasta digerir un verbo sin catarsis, cómo vienen repitiendo el postre de cada día, haciendo rimas de acero, vociferando temas sin respuesta, nombres gigantes, sátiros entre céfiros que van y vienen van y vienen van y vienen sin contratiempo ni galope. Los escondites comunes, los corredores desgastados, dejar en manos de un elefante la cocina para llevar a cabo la alquimia más cómoda a base de recetas seguras. No puedes inventar el lenguaje, no puedes imaginar las historias, no puedes ceñir la oscuridad, guardar la luz, contraer el átomo de polvo. A veces gimes por que llegue el soplo de música, a veces lloras, te tuerces, y a veces llega. Tú eres conciente de tu tamaño, tú sabes que no creas que no escribes que no crees; que la brisa viene del futuro y el futuro del norte y el norte del presente en que sabes que estás y que existes en una tierra sensible y simple, animada y concreta que se crea a sí cada segundo. Sabes que es una cosa de lenguaje, sabes que no tienes la lengua cósmica, sabes que estás muriendo cada vez que te repites a ti con tu mundo y tu lengua, sabes que es una cosa de lenguaje pero te adivinas, te anticipas, te adviertes y no encuentras no encuentras variación, particular universalidad, estás en tu molde tan menor, a menos, a menos que llegue el hálito del norte, la extraña corriente que te crea a ti.
miércoles, 14 de noviembre de 2007
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